sábado, 18 de enero de 2014

¡Liberemos Santa Pau! Crónica patánica



Santa Pau, cerca de Olot... pueblecito esclavizado: pide libertad

Santa Pau es un pueblito precioso de La Garrocha, a pocos kilómetros de Olot. Su plaza porticada es una delicia, y también lo es callejear por sus rincones pintorescos, calzarse unas buenas botas y hacer la caminata circular de las ermitas de Sant Martí el Vell, Sant Vicenç de Sallent y del santuario dels Arcs. Queda cerca la ruta de los volcanes y el famoso hayedo de Jordá. Si nuestra economía anda saneada nos deleitaremos con un menú degustación en el afamado Cal Sastre. ¿Y qué mejor recuerdo de villa tan singular que una paquete de sus exquisitos, y no baratos fesolets (alubitas, frijolitos), ideales para acompañar una carne jugosa y suculenta? Una maravilla.

Pero es una pena que este pueblito de postal, con su perímetro amurallado y su poso medieval y basáltico, con su castillo y la iglesia de Santa María, que rezuman historia piedra a piedra, situado en un enclave privilegiado, punto de partida de un sinfín de bellísimos senderos pintados tiempo ha por Vayreda, se vea reducido a la más abyecta esclavitud. Si al pasear por sus calles vemos unas casas rústicas, con sus portones de madera y sus aldabas de hierro ricamente trabajadas… si sorprendemos potentes automóviles todocamino aparcados en la plaza de la Arquería o en los chalecitos de las afueras, es pura apariencia porque Santa Pau es una localidad secularmente vejada por malvados opresores y sus residentes demandan a gritos libertad… Llibertat!... hasta desgañitarse… como esos esclavos liderados por Espartaco que rompieron sus cadenas y prefirieron la muerte a la ignominia de la servidumbre.

En efecto, en muchos comercios y en viviendas particulares, advertirá el turista ese indómito deseo de libertad de buena parte del paisanaje, ese comprensible afán (que a toda persona sensible ha de conmover) por sacudirse de encima de una vez y para siempre la brutal explotación a la que Santa Pau ha sido sometido, aunque disimule bien su estado de ancilar postración. Ese afán se aparecerá a nuestros ojos en formato de cerámica decorativa con la siguiente divisa inscrita:

La meva terra, Catalunya,
La meva parla, el català,
La meva dança, la sardana,
El meu desig, la llibertat…

Corramos, pues, las personas bien nacidas, a formar batallón libertador para auxiliar a nuestros esclavizados hermanos de Santa Pau, sin temor a cobrar daño o perder la vida… Pero hasta los más desvalidos tienen sus momentos de gloria. En efecto, en una suerte de justicia poética, cuando el autor visitó ese encantador, pero sojuzgado pueblo, los petardos sonaron con estrépito en la noche volcánica de La Garrocha. El Barça, equipo de muchos de nuestros desheredados, derrotó al Real Madrid, el blanco club de los bwana, por 2-1. 

http://www.santapau.com/patronat/?cat=12 (Clickar sobre el enlace para ver las imágenes de la esclavitud que sufren)